Reposo eterno
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1
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El día predicho se acerca, Cristo Jesús vendrá; aparición tan sublime,
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todo ojo le verá; y fúlgidas multitudes su trono rodearán,
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cánticos nunca escuchados,
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la esfera inundarán.
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¡Gloria, gloria al Señor! rey por la eternidad, ¡gloria, gloria al Señor! su pueblo exclamará ¡gloria, aleluya!
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su pueblo exclamará; a sus fieles creyentes en gloria llevará.
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2
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Para el rebaño escogido no habrá confusión, morarán perpetuamente, en perennal mansión, do lágrimas y quebranto desaparecerán;
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por siempre dicha indecible con Cristo gozarán.
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3
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Luctuosas horas que agobian mi débil ser aquí;
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mas divinal refrigerio
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tendré en Jesús allí.
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No importarán las espinas que punzan con dolor, ni por más duras las pruebas podrá trocar tu amor.
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4
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Mi alma sedienta desea, Señor, más santidad, seguir la escarpada senda
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de la inmortalidad.
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Con los santos de aquel día, en tu presencia estar, en espiritual concierto tu dulce nombre loar