Qué lindo es mi Cristo
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Qué lindo es mi Cristo, cuan grande es su amor, yo andaba perdido, él vino y me halló. Con sus tiernas manos él me acarició, tomóme en sus brazos y ahí me arrulló.
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Qué dulces caricias, las del Salvador, caricias que llenan mi alma de amor; su voz me asegura, conmigo él está, está para siempre por la eternidad.
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2
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Qué dulce es mi Cristo, cuan grande es su amor, pues él dio su vida
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por mí pecador; dejando su trono por venir aquí, buscando perdidos
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él me encontró a mí.
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3
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Qué lindo es mi Cristo,
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no hay otro igual,
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mi vida la llena de gozo y de paz; yo quiero en la gloria su faz contemplar,
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y alabar su nombre
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por siempre jamás.
