Qué dulce es tu nombre
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¡Qué dulce es tu nombre oh, Jesús! bonanza has puesto en mi corazón.
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Tu muerte en la cruz
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me trajo salvación,
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por fe voy caminando en tu luz.
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Mis penas arrojaste
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en la profundidad, jamás de ellas te acordarás; tu sangre me limpió de toda iniquidad
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y estableció en mí tu verdad.
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¡Qué dulce es tu nombre oh, Jesús! tuviste de mi alma compasión, llenaste de salud todo mi corazón, por tu misericordia y virtud;
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un cántico de gracias
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siento yo en mi ser,
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tu senda es para mí un placer; mis ojos puestos
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hacia el cielo puedo ver
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la gloria de tu grande poder.
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¡Qué dulce es tu nombre oh, Jesús! eterno será el gozo en tu mansión, moradas de gran júbilo
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y de plena luz,
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allá no habrá más tribulación; por tu misericordia hazme conocer tu voluntad, para florecer, conforme a tu promesa
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sé que has de volver,
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por tanto, no me dejes caer.
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Lorenzo E. Salazar