Oh, gran Jerusalén
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Hermosa y gran Jerusalén, es la ciudad de nuestro Rey, en ella habitaré.
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En gran manera alabaré a mi Señor,
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y gozará su amor mi corazón.
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Yo sus palacios miraré, todas sus glorias cantaré. ¡Oh, gran Jerusalén! ¡oh, gran Jerusalén!
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2
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Provincia hermosa en su santuario, deleite de toda la tierra
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es el monte de Sión;
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mi corazón está seguro confiando en él,
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y esperaré con fe justicia
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en Dios.
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3
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Un cielo nuevo yo veré,
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y allí testigo yo seré,
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que Jesucristo es Dios;
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ni sol, ni luna nos dará
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su claridad,
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porque el Señor ahí alumbrará.
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4
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¡ Hermosa y gran ciudad celeste! de oro purísimo y cristal; Jerusalén será morada eterna de los justos, ¡hogar feliz!
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y en ella nuestro Dios templo será.