Nunca ha hablado hombre como este
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Jubiloso estruendo se oía, de un varón que milagros hacía, a los hombres convencía que poder de Dios tenía; todo el mundo a él salía:
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Al enfermo iba sanando
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y a los muertos resucitando; ¡nunca ha hablado hombre como éste!
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mi Jesús, el santo de Dios.
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2
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Cerca de una ciudad a la entrada, un varón ciego mendigaba, cuando oyó que allí pasaba un Señor, dizque sanaba:
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El clamó con toda el alma,
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y Jesús lo consoló,
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pues su vista restauró: ¡Nunca ha hablado hombre como éste!
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mi Jesús el santo de Dios.
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3
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Angustiada una madre lloraba, pues los restos de su hijo llevaban; el vivir ya no deseaba, muerto había el que ella amaba;
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a Naín Jesús llegaba, cuando al féretro se llegó aquél ser se incorporó; ¡nunca ha hablado
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hombre como éste!
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mi Jesús, el santo de Dios.
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4
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Por violenta tempestad cruzaban cierta vez que en alta mar navegaban;
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¿quién nos salvará? pensaron,
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y a Jesús que dormía despertaron; y asombrados se quedaron, cuando al reprender la mar hizo al viento aun cesar:
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¡nunca ha hablado hombre como éste!
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mi Jesús, el santo de Dios.
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Lorenzo E. Salazar
