No hay tristeza en el cielo
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No hay tristeza en el cielo, no llanto ni amargo dolor, no hay corazón angustiado, do reina el Dios de amor; las nubes de nuestro horizonte, jamás aparecen allá,
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el sol en su gloria esplendente derrama su luz celestial.
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Yo voy a la patria del alma, do Cristo prepara mi hogar; do todos los santificados irán para siempre a morar.
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El día feliz ya se acerca,
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en que el sol para mí se pondrá: I Oh! qué gozo será cuando mire al Señor,
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en aquella hermosa ciudad.
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2
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No hay aflicción en el cielo, ni pruebas existen allá;
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el alma que en Cristo reposa, segura en su seno estará. No hay tentación en el cielo, ni sombras de muerte atroz, el árbol de vida florece, do fluye el río de Dios.
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3
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¡Cuan dulce será en el cielo, pasadas las penas aquí, volvernos a ver reunidos con nuestros amados allí! por todos los siglos eternos ¡qué dicha inefable ha de ser! estar en presencia de Cristo, gozando de eterno placer.