Nada hice por mi Rey
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1
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Ante el trono celestial,
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más allá del bello mar,
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¿con las manos bien vacías estaré? ¿allí habré de contestar,
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a mi nombre oír llamar;
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nada hice, nada hice por mi Rey?
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2
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¡Cuan infausto para mí
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será ver a Cristo allí! confesar que mis talentos malversé. Si ninguno dice así,
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yo bendigo a Dios por fin: Pues me guiaste
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al buen sendero de la fe.
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3
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Si agradezco a mi Señor porque amante me salvó,
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día y noche en su labor trabajaré; pues el verdadero amor multiplicará el vigor,
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y con gozo en su labor trabajaré.
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4
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En aquel día eternal bellos libros se abrirán, conteniendo en sus registros sombra o luz.
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Mi registro brillará como luz, y me dará la corona inmarcesible, mi Jesús
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5
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que amoroso dígame él, bienvenido siervo fiel
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al hogar que he preparado para ti.