Maestro de Galilea
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1
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Que bueno es Jesucristo con qué le podré pagar, cuando me vio navegando en el mundo de maldad extendió su santa mano, él me quiso rescatar.
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Maestro, ¡oh! Maestro, Maestro de Galilea
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tú me viste navegando como el barco en la marea. Maestro oh Maestro, Maestro de Nazaret, no te olvides de los tuyos, no los dejes perecer.
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2
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Qué bueno es Jesucristo, nunca se me olvidará, cuando yo le había ofendido, él no vio mi iniquidad,
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se mostró muy fiel conmigo, perdonando mi maldad.
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3
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Mi vida ya era perdida, el enemigo me hirió, pero el buen Samaritano transitando me encontró, extendió su santa mano, mis heridas el vendó.
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4
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Sólo te pido Maestro
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que me aumentes más la fe, para seguir avanzando
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y animando al que no cree, porque el tiempo está muy cerca, y hay que predicar la fe