La visión de Ezequiel profeta
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Cuando Ezequiel profeta llevado en su misión
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al valle de la muerte fue en visión, ¡triste la situación! llegando a la estación,
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de huesos lleno el campo se encontró. Dios dice: Hijo del hombre: ¿Vivirán estos huesos? Dijo: Señor Jehová, tú lo sabrás. Para mí, ¡es imposible!
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para ti es muy posible;
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y desde el pulpito
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empezó a exclamar:
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¡Huesos secos!
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oíd la voz de Jehová; poneos en pie y recibid
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lo que él os dará. Dejad la antigua condición, recibid la salvación, que en el campo habéis estado mucho ya.
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2
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¡El ruido era tremendo!
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como de un estruendo,
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pues se sintió una grande conmoción, que mientras él hablaba,
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todo el campo temblaba,
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cada hueso a su hueso se juntó. Todos se levantaron
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y a él se presentaron
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a son de tan glorioso sermón: Una vez levantados, suspensos y admirados, oyeron tan hermosa inspiración.
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3
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Para ellos era raro,
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el mensaje era muy claro: "Arrepentíos y al Señor servid", habrá restitución,
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cuando haya absolución; entonces carne empezó a aparecer. "No podéis regresar, sin dejar de pecar" la piel los empezó a cubrir.
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Y la congregación
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en gran consternación,
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alerta estaban todos a escuchar.
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4
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Como un gran batallón eran, sin respiración,
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pues faltaba el Espíritu de Dios; Ezequiel profetizaba y nunca desmayaba, diciendo:
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'Oh, ven paloma celestial"; cuatro vientos soplaron
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y al pueblo arrebataron,
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¡los huesos secos revivieron ya! ¡oh, Pueblo de Israel,
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hoy vivirás con él!
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y para siempre en gloria reinarás.
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Benjamín Cantú