Jesucristo es mi guía
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Con la sangre preciosa, que en la cruz derramó, una senda gloriosa Jesucristo marcó; yo por eso camino, sin temor de caer; pues mi Cristo divino, me sostiene incansable con su santo poder.
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Con angustia y dolor así voy caminando,
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en mi Cristo esperando que me guarde en su amor; en su ejemplo marcado he cifrado mi anhelo, para llegar al cielo donde está mi Señor.
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2
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Como el suave perfume
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de las flores de azahar, como el óleo divino esperando en su altar,
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así son las palabras
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de los hijos de luz,
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de los que han alcanzado el feliz refrigerio en la paz del Señor.
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3
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Jesucristo es mi guía, Jesucristo es mi luz, es toda mi alegría, es toda mi salud; a su lado yo quiero para siempre vivir, pues en él sólo espero que recoja mi alma al dejar de existir.
