Jerusalén Gloriosa
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1
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Jerusalén, ciudad de Dios, hermoso hogar, lleno de amor; glorioso Edén, lleno de paz, lleno de luz y glorias mil. Descenderá de lo alto de Dios, como una esposa ataviada en verdad.
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2
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Inconmovible construcción
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es la ciudad de nuestro Rey. Preciosas piedras jaspe son resplandecientes como cristal; son doce puertas que abiertas están, y doce ángeles guardan su entrar.
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3
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La claridad y luz de Dios existe en ti en plenitud, para alumbrar eternamente, día y noche sin cesar;
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ni sol ni luna nos alumbrará, Cristo el Cordero lumbrera será.
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4
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Morar allá será un placer, teniendo a Dios por nuestro Rey, viviendo en paz, donde jamás podrá la muerte penetrar.
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No habrá más llanto, clamor ni dolor, Cristo Jesús nuestro todo será.
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5
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Jerusalén, nueva ciudad,
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se encierra en ti la santidad, pues no entrará el que hace mal, habla mentira y falsedad,
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sólo el que obra justicia en verdad, y se halle escrito en el libro de Dios.
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Ponciano Gallego V.