Indigno
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1
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Indigno yo era de verte Señor, y tu voz no podía escuchar, imposible me era comprender tu amor,
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que en la cruz
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nos viniste a expresar.
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Indigno, indigno en el pecado, y en la maldad así viví, solitario y muy triste moría sin ti, mas tu amor me hizo salvo
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en verdad.
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2
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El pecado creciendo,
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de Dios me apartó,
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y extraviado por sendas de error, conducía mi vida a la destrucción; pero en Cristo encontré salvación.
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3
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Con su sangre divina el pecado mató, y al hombre así pudo salvar,
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con su sangre preciosa
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mi alma limpió, me hizo digno,
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y te quiere llamar.