Hay un cuadro singular
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1
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Hay un cuadro singular en mi mente del altar:
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Es mi madre viendo el Libro de mi Dios;
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mis hermanos en redor
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le contemplan con amor, escuchando aquella tierna y dulce voz.
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Con fervor cantaré
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los mensajes del gran Libro de mi Dios,
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pues mi madre me enseñó a tener en él gran fe,
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al oír del buen Jesús
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la tierna voz.
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2
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¡Oh, recuerdo sin igual!
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el cariño maternal,
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con amor y gratitud recordaré; y con tierna devoción
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hoy repito la canción,
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que gozoso de sus labios escuché.
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3
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Su piedad recordaré,
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y jamás olvidaré
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de mi hogar la sacrosanta comunión;
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y de ese libro de mi Dios cantaré con dulce voz, recordando la materna devoción
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4
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Me complazco al recordar que mi madre sin cesar de aquel Libro nos hablaba con fervor;
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y su llanto al descender, sobre el Libro iba a caer, testimonio de piadoso
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y grande amor.
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E.P. Muñoz