En un aposento alto
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En un aposento alto,
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el día del Pentecostés, ciento veinte esperaban la promesa del Señor; vino un estruendo del cielo, viento recio que sopló, cuando unánimes oraban y a Cristo invocaban,
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el poder se derramó.
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Fue el Espíritu de Dios, el que se manifestó, cuando unánimes oraban y a Cristo invocaban, el poder se derramó.
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Cuando esto sucedió
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había de muchas naciones,
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y estaban maravillados,
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pero hubo confusión pero Pedro con los once se puso de pie y les dijo: "Hoy se ha cumplido lo dicho".
