Dios es mi fortaleza
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1
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Yo siento mucho gozo
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aquí en la casa de oración,
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la casa que mi Padre
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ya me dio para ensalzar;
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el nombre de su Hijo, Jesucristo mi Señor,
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aquel Cordero Santo que mi alma ya salvó, y todos mis pecados con su sangre ya lavó;
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del rojo como grana, al blanco de la lana, así los convirtió mi buen Jesús.
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2
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Hoy canto para Cristo
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mi bendito Salvador,
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sus grandes maravillas
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yo las canto con fervor; escucha mis clamores
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en grande tribulación,
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el Príncipe del cielo que mis culpas ya borró; él es mi fortaleza, mi refugio, mi perdón. Traspásense los montes, remuévase la tierra,
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mas yo no temeré, él es mi Dios.
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3
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Los sabios y la ciencia temporales sólo son,
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y al mundo le parece
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ser la fuente de salud; riquezas mundanales que atesoran 'con amor, los ricos avarientos que creen que es su salvación; son necios e insensatos que van a la perdición, ni ciencia ni riquezas les brindan la promesa,
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del reino de los cielos alcanzar.
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4
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Por eso yo le canto
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a Jesucristo mi Señor,
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al dueño de los cielos
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que un hogar ya preparó,
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la tierra prometida,
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la nueva Jerusalén, donde al agua de vida
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por doquier ha de correr, para que con él viva
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por toda la eternidad, alabando al Cordero,
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que me enseñó el sendero
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el cual me llevará a su mansión. Hermanos López
