Después de la tormenta
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1
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Señor yo te suplico
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me hagas humilde de corazón, y sé que tú me escuchas
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y no desprecias esta oración, yo quiero amarte siempre
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y estar contigo en la mansión, ¡Oh, Padre! yo te pido misericordia, dame perdón.
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Después de la tormenta viene la calma viene la paz,
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si a Cristo de rodillas
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tú se la pides, él te la da;
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no importa que legiones
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del enemigo te hagan sufrir,
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al nombre de mi Cristo, Sagrado nombre tendrá que huir.
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2
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A ti Jesús bendito,
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Rey de los reyes, mi grande amor; a ti mi Dios te pido tengas piedad de éste pecador,
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no quiero que sea en vano,
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lo que sufriste por mí en la cruz; guíame al buen camino,
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yo quiero siempre mirar tu luz.
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3
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Sé bien que te he ofendido, y no merezco tu protección; bendito, a ti te ruego, mírame Padre con compasión. Jesús divino y santo, tiende tu manto sobre mí,
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y no me dejes solo hasta yo verme junto de ti.