Alégrate alma triste
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1
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Anhelo en las regias mansiones morar,
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do reina mi Salvador. Escucho los ecos
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de un dulce cantar, de triunfo y de gran loor.
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A mi supremo Rey alegre cantare;
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mis ojos han de ver
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la playa celestial.
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Feliz y libre soy
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y caminando voy,
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con júbilo a mi eterno hogar.
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2
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Por senda escarpada quizá he de andar,
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el mundo me olvidará;
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mas en la ribera del límpido mar los santos me esperan ya.
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3
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Gloriosa esperanza, inefable paz,
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que siente mi corazón; que dulce es tener comunión y solaz, con Dios en adoración.
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4
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Eleva tu vista
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y contempla a Jesús,
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sé fiel a tu Rey y Señor; los nítidos rayos
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que nimban la cruz,
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te envuelvan en su esplendor.
